LA MONJA CARMELITA
Con nuestras vidas dedicadas a la oración y a la
contemplación, recordamos al mundo de hoy la importancia y la necesidad
de los verdaderos valores espirituales.
Nuestra proclamación silenciosa y nuestro
testimonio humide del misterio de Dios producen un fruto apostólico
extraordinario, porque “Él es la vid y nosotros los sarmientos... y sin
Él no podemos hacer nada” (Jn. 15,4). a través de nuestra búsqueda
directa e inmediata de Dios, de nuestra unión con Cristo, de nuestra
vida de comunidad, de nuestro sacrificio y oración, participamos de un
modo especial en los gozos y en las esperanzas, en las tristezas y en
las angustias de la humanidad.
Compartimos los deseos de todos los hombres y
mujeres por la paz, por la expansión de la civilización del amor, y por
la defensa de los oprimidos. Consagramos nuestras vidas a Dios por la
Iglesia y por las intenciones de los que se encomiendan a nuestras
oraciones.
- Ratio Institutionis Vitae Carmelitanae Monialium. n. 3-
Dios bendiga el carisma con el cual él mismo las eligió. Dichosas ustedes que le han respondido rápidamente. ¡Que Santa Teresa de Ávila, por los merecimientos del Bien amado, les siga alcanzado de las poderosas manos de Dios, todas las bendiciones necesarias para su congregación.!
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