LA COMUNIDAD
La vida fraterna en común, en un monasterio, está
llamada a ser signo vivo del misterio de la Iglesia: cuanto más grande
es el misterio de gracia, tanto más rico es el fruto de la salvación
-n.10-.
Es la comunidad religiosa, el lugar donde se
verifica el cotidiano y paciente paso del “yo” al “nosotros”, de mi
compromiso al compromiso confiado a la comunidad, de la búsqueda de “mis
cosas” a la búsqueda de las “cosas de Cristo” -n.39-.
La comunidad religiosa es un don del Espíritu,
antes de ser una construcción humana; en la comunidad se está juntas no
porque nos hemos elegido las unas a las otras, sino porque hemos sido
elegidas por el Señor -n.41-.